Es una de las catástrofes ecológicas más grandes que han ocurrido en Europa.
El 4 de octubre de 2010, se rompe el dique de la empresa MAL detrás del que se conserva una gran cantidad de lodo tóxico producido por la actividad de la empresa. La catástrofe es provocada por llenar hasta el borde el dique. El lodo contiene una gran cantidad de silicio, hierro y otros metales pesados.
La marea roja tiene como consecuencia: la inundación de unos 40 km2 en los alrededores de la población de Ajka, a unos 160 kilómetros al oeste de Budapest, donde vivían 900 personas, todas afectadas por el accidente; 9 muertos y 123 heridos; 715 habitantes fueron evacuados por el vertido tóxico en el pueblo húngaro de Kolontár de los cuales 200 decidieron no volver nunca a sus casas; Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda el uso de mascarillas, gafas protectoras y botas de goma para la gente que realiza la limpieza de la zona porque el barro es muy tóxico y si entra en contacto con la piel puede quemarla.
Vivir en las aldeas afectadas en el oeste de Hungría por la avalancha tóxica de "barro rojo" ya no es posible, aseguraron varios expertos y organizaciones medioambientales que advirtieron de los efectos nocivos de la contaminación de la tierra y del aire.
Gábor Zacher, médico director de Toxicología del Hospital 'Péterfy Sándor' de Budapest, advirtió que las partículas del aluminio, cuya concentración en el lodo es muy alta, pueden llegar hasta lo más profundo de los pulmones, causando infecciones. El níquel puede causar otras enfermedades como el asma, la pulmonía y otros males crónicos, mientras que el hierro también ataca los pulmones. En cuanto a los efectos de la naturaleza a largo plazo no pudo dar una respuesta concreta porque no se conocían casos similares con los que comparar.
Las consecuencias sobre la naturaleza son terribles, pues los ríos más próximos son afectados por los desechos industriales y existe peligro de la vida de las especias de Danubio si no se toman las riendas de la catástrofe.
La empresa responsable del vertido de lodo tóxico pagará a las víctimas en los próximos 5 años 5,5 millones de euros.
En definitiva, aunque el presidente de la compañía MAL ha dicho que no se podía prever el desastre, un mayor control por parte del Estado podría haberlo evitado
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